En tiempos de pandemia y de partidos a puertas cerradas, Patronato y Central Córdoba tuvieron dos espectadores de lujo: Ibáñez y Rigamonti. Los arqueros del local y del Ferroviario respectivamente, prácticamente no tuvieron trabajo en una tarde en la que sobraron amarillas y faltaron ideas claras, en especial durante el primer tiempo.
Es cierto, al final se terminó imponiendo el Patrón por el gol de Leandro Marín a los 20 minutos del complemento, tras un centro preciso de Canteros. Pero hasta ese momento, todo indicaba que se encaminaban a un empate sin gritos, ante la apatía y la falta de juego asociado de unos y otros, que parecían conformarse con repartir puntos.
En el trámite se vio al equipo de Coleoni un poco mejor parado y con la intención de ser protagonista desde el inicio del encuentro, pero sin las herramientas necesarias para doblegar a los de Delfino, que respetaron su orden defensivo a la espera de que aparezcan las oportunidades de lastimar.
Ya con la ventaja, Patronato supo manejar los tiempos para salir de contra y acercarse al área rival cada vez que los santiagueños dejaban espacios, merodeando el segundo en más de un avance, pero con la falta de puntería propia de un partido en el que se estudiaron más de lo que buscaron lastimarse.
En un duelo clave pensando los promedios, los tres puntos fueron para el Patrón, que se prendió arriba en una tarde que será difícil de recordar. Incluso, para los más memoriosos.
